Fotografía de Jesús Guillermo Hernández Ortiz
La celebración por los 50 años de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, fue clausurada con el Concierto de Gala que ofreció el Ensamble Filarmónico de Cuerdas dirigido por el maestro Rodrigo Sierra Moncayo, nieto del ilustre compositor del Huapango, José Pablo Moncayo, y director artístico de la Orquesta Metropolitana de Guadalajara y de la Camareta PALCCO.
La UAM-I dedicó este concierto a todas y todos sus trabajadores administrativos y académicos, a su alumnado, a sus autoridades y a sus distinguidos invitados, entre quienes se encontraba el doctor Antonio de los Reyes Heredia, rector general de la UAM, y el arquitecto Javier Ramírez Campuzano, hijo del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, rector fundador de esta casa de estudios. Asimismo, se dedicó a la memoria de los miembros de la comunidad universitaria que, desafortunadamente, ya no se encuentran con nosotros.
El ensamble filarmónico rompió el silencio con una selección de la Suite Holberg, del noruego Edvard Grieg; la Suite consta de cinco movimientos basados en formas de danza barroca, de los cuales interpretaron praeludio, aire y rigodón. La segunda pieza fue Adagio para cuerdas, Op. 11, de Samuel Barber, pieza considerada como “repleta de patetismo y pasión catártica”; el primer violín estuvo a cargo de Francisco Ageo Méndez Peña, destacado violinista que actualmente ocupa el puesto de segundo concertino de la Orquesta de Cámara de Bellas Artes.
Continuaron con Divertimento para cuerdas en Re mayor, K.136, de Wolfgang Amadeus Mozart; el dinámico Allegro de apertura dio paso a un elegante Andante; por último, un animado Presto puso fin al Divertimento. El ensamble regresó a un tempo lento con Andante festivo, de Jean Sibelius, ofreciendo un solemne y melodioso sonido de cuerdas. De Las cuatro estaciones del compositor italiano Antonio Vivaldi, el ensamble interpretó Concierto núm. 3, Fa mayor, RV 293, Otoño; en esta ocasión el solo de violín estuvo a cargo de José Mote, miembro de la Academia de Música Antigua de la UNAM; el Allegro recreó en el auditorio los bailes, el canto y el vino de Baco; el Adagio permitió pasar al gozo del dulce sueño, para concluir con un Allegro salvaje de escopetas y jaurías en medio de una cacería, esto se puede recuperar del soneto con que Vivaldi hizo acompañar a su concierto.
La gala concluyó de manera nostálgica con Invierno porteño, de Las cuatro estaciones porteñas del músico argentino Astor Piazzolla. Esta obra rescata las pesarosas milongas del puerto de Buenos Aires, el dolor de los emigrantes, sobre todo italianos y españoles, que llegaron a Argentina en busca de fortuna. Al concluir, el maestro Sierra Moncayo agradeció a la Universidad la invitación a unirse a las festividades por el 50 aniversario de la UAM y deseo felicidades a la comunidad universitaria.
La clausura de las festividades la realizó la doctora Verónica Medina Bañuelos, rectora de la Unidad. Agradeció al maestro Sierra Moncayo y al Ensamble Filarmónico de Cuerdas por engalanar esta fiesta de la inteligencia con su extraordinario concierto, e invitó a la comunidad universitaria a continuar con el ánimo festivo, porque “lo que viene es muy prometedor, hay que renovar los ánimos con entusiasmo para los próximos 50 años, para seguir engrandeciendo esta institución, esta Universidad pública”. In calli Ixcahuicopa, Casa abierta al tiempo.