LESIÓN CEREBRAL TRAUMÁTICA Y EPILEPSIA POSTRAUMÁTICA: ESTRATEGIAS DE PREVENCIÓN TERAPÉUTICA

Un traumatismo craneoencefálico (TCE) es el daño cerebral que afecta las funciones a corto o a largo plazo. Puede ser causado por caídas, accidentes automovilísticos, explosiones o penetración de elementos a nivel neuronal. De acuerdo con la Escala de Coma de Glasgow esas afectaciones se clasifican como leves, moderadas o severas, según los síntomas clínicos. Al TCE se le conoce como la epidemia silenciosa porque es altamente prevalente y tiene mayor incidencia a nivel mundial que la enfermedad de Alzheimer o de Parkinson. En México, es la cuarta causa más importante de muerte en hombres de 14 a 45 años, aseveró la doctora Luisa Rocha Arrieta del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), del IPN.

Durante el Simposio Internacional sobre Medicina Experimental y Traslacional. El nuevo horizonte de las neurociencias, la doctora Rocha Arrieta dictó la conferencia Lesión cerebral traumática y epilepsia postraumática: estrategias de prevención terapéutica. En su intervención, mencionó que las consecuencias inmediatas del TCE implican cambios moleculares e iónicos, así como neuronales y mitocondriales, lo que lleva a una hiperexcitabilidad neuronal. A largo plazo, puede haber aumento de estrés oxidante, de excitotoxicidad, neuroinflamación, sobreexpresión de la proteína beta amiloide, de la proteína tau neuronal y atrofia cerebral, características comunes en el Parkinson y Alzheimer. Este hecho no es extraño, ya que el TCE puede degenerar en demencia o epilepsia postraumática.

Actualmente, el TCE se trata con medicamentos anticonvulsivantes, agentes hiperosmolares, antidepresivos y betabloqueadores. Abundó que están en estudio varias moléculas, pero todas ellas a nivel preclínico. La investigadora explicó que realiza procedimientos experimentales con ratones sometidos a un TCE severo cerrado, que es el más común de lesión ante un choque automovilístico o una caída. Detalló que utiliza la NeuroEPO, que es eritropoyetina modificada a nivel molecular para disminuir los efectos eritroides que produce y aumentar sus efectos neuroprotectores. Se ha comprobado que es efectivo en el tratamiento de las enfermedades de Alzheimer y de Parkinson, y no induce efectos adversos importantes si se administra vía intranasal. Este conducto es efectivo para que los fármacos lleguen directamente al cerebro sin pasar por el hígado. Basándose en estas evidencias, trabajan en la hipótesis de que la NeuroEPO intranasal podría proteger en el caso de TCE severo.

De las evidencias obtenidas por sus estudios, se desprende que la NeuroEPO evita el daño cerebral agudo causado por un TCE severo y es posible que prevenga alteraciones neurodegenerativas a largo plazo. Continúan sus análisis por telemetría y resonancia magnética para evaluar desde el bulbo olfatorio hasta el tallo cerebral, con el fin de conocer las estructuras más protegidas por la NeuroEPO y los cambios a nivel encefalográfico, enfocado principalmente en las frecuencias altas patológicas que son comunes en la epilepsia postraumática, Parkinson y Alzheimer, esperan tener resultados pronto, mencionó la especialista.

EL NUCLÉOLO EN PATOLOGÍA
Y EVOLUCIÓN
En su momento, el doctor Luis Felipe Jiménez García, de la Facultad de Ciencias de la UNAM, impartió la ponencia El nucléolo en patología y evolución. Durante su exposición, explicó que el nucléolo es la estructura interior del núcleo, es heterogénea en su forma y composición, siempre intranuclear y fibrogranular, y una de sus funciones es la formación de ribosoma citoplásmico. Luego de 12 años de investigar la composición y la patología del nucléolo, él y su equipo, en colaboración con investigadores del Cinvestav, lograron identificar el nucléolo más pequeño que se haya descrito en la naturaleza, el de Giardia lamblia.

Hasta antes de su descubrimiento, se creía que todos los eucariontes tenían nucléolo, excepto Giardia. Explicó que consideró utilizar una técnica que sus pares del Cinvestav habían omitido, la técnica de plata amoniacal para nucléolo, la cual “tiene la virtud de ser campo claro a base de iluminación de Köhler, con microscopio apocromático de apertura numérica 1.4, la máxima”. Esta técnica les permitió visualizar dos manchas en cada uno de los núcleos de Giardia, lo que, asevera, es el nucléolo que antes no se había podido observar porque no existía una técnica de tanto contraste, la utilizada por él está en el límite de resolución de la microscopía electrónica. Este descubrimiento ya ha sido publicado en revistas científicas internacionales.

POR EDILBERTA MANZANO JERÓNIMO

Edilberta Manzano Jerónimo es doctora en Teoría Literaria por la UAM-Iztapalapa. Difusora de la obra de Severino Salazar Muro. Fue coordinara editorial del número 44 de la revista Tema y Variaciones, dedicada a la obra del escritor zacatecano, y de los Nueve Cuentos Selectos de Severino Salazar, publicados en coedición entre la UAM Azcapotzalco y el Centro Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde. Ha participado en diversos congresos nacionales e internacionales en los que se discute la literatura mexicana y ha publicado un par de artículos en revistas literarias. Es reportera en el boletín Cemanáhuac desde hace ocho años.

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