Con el objetivo de impulsar proyectos para lograr un entorno menos contaminante y para generar que la comunidad universitaria tenga respuestas positivas ante el grave problema de estrés hídrico que se vive a nivel mundial, nacional y local, la doctora Jatziri Gaitán, coordinadora de la Comisión de Desarrollo Sostenible UAM-I Sostenible, organizó una jornada de concientización del cuidado del agua para conmemorar el Día Mundial del Agua que se celebra el 22 de marzo desde 1993, luego de que la Asamblea General de las Naciones Unidas así lo estableciera.
La primera actividad de la jornada fue el taller “Filtros de agua sustentables” impartido por el doctor Juan José Santibáñez Santiago, adscrito al departamento de Sociología. El objetivo del taller fue enseñar a elaborar un filtro de agua para usar en domicilios e instalaciones educativas, con lo que se podría evitar el alto consumo de agua embotellada, pues según estudios, en el 85% de las casas en la cuenca del Valle de México se compra agua embotellada, que además de ser cara es de mala calidad, según lo demostró el Instituto del Consumidor al encontrar coliformes fecales en agua de marcas prestigiadas como Bonafont y Ciel.
Los investigadores UAM proponen utilizar zeolita para potabilizar el agua, toda vez que esta piedra establece una reacción química con el agua y sus componentes, sobresalientemente los contaminantes; además de generar un intercambio iónico con el agua, es cavernosa, lo que le permite captar los sedimentos de hasta cinco micras, eso es muy importante si consideramos que una amiba mide más de 10 micras y la salmonela, motor de toda infección intestinal, entre 15 y 20 micras; si además se agrega carbón activado, que es más fino para retener sedimentos, se obtiene un filtro bastante eficiente, señaló Santibáñez.
Para la elaboración del filtro se utilizó un tubo de PVC con una tapa adaptada para conectarse a un tubo de menor diámetro que se instala dentro del primero y se rellena el espacio sobrante de medios filtrantes; por el tubo interior fluye el agua hacia abajo y sube por el empuje del agua atravesando los medios filtrantes. El primer nivel se compone de tezontle (piedra volcánica), zeolita para el segundo, carbón activado en el tercero, y se concluye con tezontle. El filtrado es de abajo hacia arriba y cuando se satura de sedimentos se puede retrolavar, por lo que el filtro es de larga duración.
Una vez concluido el filtro muestra se realizó una prueba con agua corriente y se midió su dureza y acidez (pH) con un sensor de calidad del agua. Explicó Santibáñez que la norma oficial señala que el agua debe contener entre 6.5 y 8.5 de pH, y que más de 100 puntos de dureza no son recomendables, pues es indicador de que el agua contiene sulfuros, sulfatos, etc. El agua filtrada por el profesor y las alumnas que construyeron su propio filtro alcanzó 8.2 de pH y 24.1 de dureza, lo que la hace altamente confiable para consumo humano.
Después del taller se llevó a cabo un foro de reflexión sobre desarrollo sustentable conducido por el doctor Armando García Chiang, del departamento de Sociología, cuyo tema de estudio es impacto ambiental y conflictos sociales. El académico señaló que “desarrollo sustentable es el tipo de desarrollo que satisfaga las necesidades presentes sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, sólo se puede dar en la confluencia de tres factores: eficacia económica, búsqueda de la equidad social y protección del medio ambiente, actualmente sólo se ha atendido el medio ambiente, restando así complejidad al tema”.
Abundó el especialista que si bien es cierto México cuenta con legislación avanzada como la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, ésta no se aplica como se debe, por lo que enfrentamos problemas graves como la deforestación, que impacta la recuperación de acuíferos; por otro lado, las obras de infraestructura centradas en el desarrollo del país afectan el ecosistema contaminando los acuíferos; los mono cultivos y la ganadería también son parte del problema. Los asistentes al foro también señalaron el papel que juegan en este conflicto las refresqueras, las mineras y, en general, el modelo económico que empuja al consumismo que lleva una carga ecológica muy importante.
Sin embargo, con pequeñas acciones de responsabilidad social los individuos aún podemos tener un impacto positivo ante la crisis del agua, subrayó el académico e instó a que los asistentes ofrecieran opciones. Los participantes sugirieron instalación de filtros caseros, mingitorios secos, recuperación del agua de las lavadoras, recuperación de agua pluvial por parte del gobierno, y que las universidades fomenten la concientización y educación hacia un desarrollo sustentable, como es el caso de la UAM-I, que ha realizado un sinnúmero de acciones que van desde foros de discusión y congresos especializados hasta la instalación de paneles solares, dispensadores de agua y más.
Para concluir la jornada de conmemoración del Día Mundial del Agua se proyectó el documental H2Omx, de José Cohen y Lorenzo Hagerman (2013), quienes exponen la grave situación de la escasez, contaminación y falta de abastecimiento del agua en México. La película inicia mostrando la paradoja de una ciudad ligada al agua desde su fundación y su actual situación de estrés hídrico, escasez vs. abundancia, falta de agua incluso para beber frente a destructivas inundaciones, mantos acuíferos vacíos vs. aguas pluviales dirigidas a las aguas negras.
El filme visibiliza las dificultades que enfrentan día a día personas comunes de la ciudad y la provincia para obtener un poco de agua potable; la falta de políticas públicas que impidan la contaminación de aguas limpias; el desabasto en que se deja a las provincias que abastecen de agua a la ciudad, como Hidalgo, que alberga al sistema Cutzamala; cultivos alimentados con aguas contaminadas que llegan del Valle de México y regresan en forma de lechugas, coles, zanahorias.
La cinta destaca datos importantes, como que 40% del agua que se exporta del Cutzamala se pierde en fugas en el Valle de México, o que para dar solución al conflicto deben invertirse de cuatro a ocho mil millones de dólares. Sin embargo, muestra también acciones que actualmente se llevan a cabo, cómo la instalación de sistemas comunitarios de captación y filtración de lluvia en escuelas y casas que realiza Isla Urbana, organización dedicada a contribuir a la sustentabilidad; o el estudio de subsuelos y la planta de tratamiento de aguas residuales de Atotonilco, Hidalgo, la más grande de México, con un costo de 10,022 millones de pesos. Poco a poco la ciudadanía va tomando conciencia de la necesidad de cuidar el agua y de exigir a los gobernantes acciones concretas que resuelvan este flagelo que azota a todo el país, no sólo al Valle de México.