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Fotografía: Donald Teel, en Unsplash
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Entrevista a la doctora Mina Konigsberg Fainstein
Es inevitable detener el tiempo, y con su paso los años. La edad en las personas va dejando diferentes experiencias de vida, pero también conduce a la vejez. La situación del incremento de personas en esta etapa, en el mundo, resulta de primordial atención a nivel social, económico y político. La doctora Mina Konigsberg Fainstein, profesora de la UAM-I, tiene como línea de investigación el envejecimiento, el estrés oxidante y la senescencia celular. En entrevista para Cemanáhuac explicó qué es el envejecimiento, e hizo algunas reflexiones sobre ese mismo tema.
VEJEZ Y DETERIORO
El envejecimiento, expresó la investigadora, no tiene una definición concisa porque se trata de un concepto amplio que toca hasta hilos filosóficos, pero se sabe que, en un momento determinado, es variable en cada persona; sucede cuando las capacidades vitales en el organismo de las personas llegan a deteriorarse: las físicas, las psicológicas y las bioquímicas, así como las capacidades relacionadas con el cómo responder al estrés o a los desafíos, “no es igual la resiliencia de alguien a los 20 años que cuando se es un adulto mayor”.
No a todos los tejidos les pasa lo mismo al mismo tiempo, pero la investigación ha coincidido en consensar en las 12 características del envejecimiento que corresponden a las alteraciones que van ocurriendo en las células. En esto tiene que ver las mitocondrias que son las encargadas de generar la energía celular; al no funcionar correctamente producen radicales libres. La célula deja de manejar bien las proteínas; es decir, ya no las puede sintetizar ni degradar, ya no puede tensar bien los nutrientes, no puede reciclar o eliminar lo que ya no le sirve como todos los factores que se van sumando para que se lleve a cabo el deterioro.
EDADISMO VS. CULTURA DE LA VEJEZ
En el campo social, explicó, en otras épocas, los ancianos se consideraban personas de sabiduría que se reverenciaban con un lugar especial en la sociedad, ahora ya no. Actualmente, ser viejo se considera algo malo; los ancianos son sujetos de discriminación, nadie quiere ser viejo porque se asocia con la pérdida de memoria o con el no saber nada; lo cual no tendría que ser así porque el envejecimiento es un proceso natural, y es lo mejor que nos puede pasar. Lo ideal es envejecer con buena calidad de vida, con salud física y mental.
Esos son los retos de la ciencia, que aún no termina de saber exactamente cómo se llega a la vejez, lo que sí se sabe es que es inevitable e impredecible; por ejemplo, pueden existir dos gemelos idénticos y uno llegar a la vejez en silla de ruedas, y el otro no. Depende del estilo de vida, pero también de los genes que cada quien tenga.
Sobre cómo crear una cultura de la vejez que permita llegar a ésta con calidad —dijo— es un problema en el mundo porque se quiere ser joven todo el tiempo, por eso lo que sirva para verse más joven se vende de manera extrema; hay que pintarse el cabello, eliminar las arrugas, ¿qué de malo hay en tener el cabello blanco? Es necesario cambiar la manera de pensar y descartar los estereotipos de belleza que nos han impuesto y dar paso a lo natural.
Sobre el tema de hacia dónde dirigir a la ciencia para que sus aportes sean para una vida de calidad en la tercera edad y el papel de las mujeres ante la vejez, la doctora Konigsberg Fainstein, apuntó tres cosas. Por un lado, si de por sí la edad es ya un motivo de discriminación, ser mujer y anciana implica un doble peso. En la filosofía occidental las princesas son las mujeres bellas y jóvenes, pero las viejas son jorobadas, malas, con verrugas: son las brujas; la opción, según esa filosofía, es mantenerse joven, porque ser vieja es terrible.
Lo que debe hacer la ciencia es realizar más estudios con mujeres. Podemos observar que se han probado fármacos en modelos animales machos, después en hombres, y luego vemos una serie de efectos secundarios en mujeres. Creo que ese sería un buen inicio para el cambio de visión y de nuevos resultados.
En el rubro de los cuidados para la calidad de vida, en general, y pensando en crear una cultura de respeto a las distintas etapas de la vida, la doctora Mina Konigsberg recomendó una alimentación rica en frutas y verduras, sueño nocturno entre 7 y 8 horas y hacer ejercicio adecuado a la edad. Las mujeres deben checarse periódicamente con mastografías y papanicolau. Todos tenemos que evitar el estrés lo más posible. Mantener las relaciones sociales activas en la familia, así como las relaciones afectivas, son importantes para la salud emocional de las, los y les individuos.
INVESTIGACIÓN Y PRÁCTICA
“En el laboratorio, para reducir costos usamos modelos de ratones hembras; sin embargo, hemos tenido resultados que, aunque a veces son cuestionados en los foros, por las cargas hormonales, podemos argumentar las particularidades y diferencias que existen entre los modelos machos y hembras; hay fármacos que se aplican igual para hombres y mujeres, que tienen reacciones secundarias imprevistas. Ahora tenemos un margen extra de comparación que nos permite ver diferencias. Los resultados que presentamos en revistas o foros a veces son cuestionados porque se basan en modelos hembras argumentando las cargas hormonales, pero ¿dónde quedaban antes las particularidades de las hembras? Ahora tenemos más elementos comparativos, aunque nos sigue pasando que en varias revistas o foros se nos continúan pidiendo resultados con modelos machos.
Por otro lado, tenemos varios estudios que estamos haciendo con mujeres mayores de 60 años para ver qué sucede con su trayectoria de vida, en cuanto a su deterioro cognitivo, la relación obesidad y deterioro celular, ¿qué pasa con las mujeres que son cuidadoras?, ¿quién las cuida si se enferman? Esto lo estamos trabajando con el Departamento de Sociología de la UAM Azcapotzalco. Es favorable tener modelos femeninos para tratar de dar tratamientos e intervenciones específicos para las mujeres mayores”.
La doctora Mina Konisberg mencionó que también colabora con el Programa Universitario de la Coordinación de Servicios Integrados para el Bienestar, “55 y +”, en la UAM-I, dirigido a las personas en este rango de edad, que tiene como objetivo promover la salud con asistencia nutricional, odontológica, psicológica y ejercicios físicos adecuados. Lo que hacen en su laboratorio es comparar algunos marcadores en sangre que tienen que ver con deterioro, ver si han mejorado y en qué medida. Invitó a los asistentes a ese programa a donar un poco de su sangre para dichos estudios.
La doctora, para concluir la entrevista, enfatizó que el buen trato a los adultos mayores dentro de la familia es primordial; tienen que estar atendidos, rodeados de afecto, con actividades y responsabilidades apropiadas. “No siempre se pueden elegir las condiciones en las que se va a vivir en la vejez, pero sí podemos preparar las condiciones que permitan enfrentar con optimismo esta etapa final del camino, tanto para quienes la viven en años tanto para quienes los rodean”.