Una mujer entregada a la enseñanza de la danza en la UAM-I
“La formación que se adquiere en el taller de danza es muy enriquecedora. Además de aprender la disciplina, existe un plus, porque estar en el escenario permite a los participantes derribar obstáculos, como la falta de autocontrol y desenvolvimiento para exponer sus ideas; aspecto que, después de la pandemia, ha sido complicado, pues a todos les cuesta interrelacionarse con otras personas”. Así lo comentó la maestra Selene Luna, responsable del taller de Iniciación Artística de Danza Clásica de la UAM-I.
En entrevista, la maestra destacó la importancia de que exista en la UAM un taller de danza que complemente la formación integral de los alumnos, pues la educación artística proporciona equilibrio emocional, disminuye el estrés y ayuda a la aceptación propia, más allá de los requerimientos físicos que la danza demanda en general.
Enfatizó que el taller de danza implica un esfuerzo, se promueve que no sea sólo una actividad recreativa, sino que sea formativa, pues si quieren seguir adelante, cuentan con las bases que aquí se les proporcionan. Incluso para algunos les sirve de fuente de ingreso, ya que pueden bailar, mientras realizan sus estudios universitarios, así el arte tiene varias funciones.
Se trabaja con la técnica rusa para la enseñanza del ballet, diseñada por la maestra Agrippina Vagánova en el siglo XIX, la cual se pone en práctica dos o tres veces por semana. Con estos elementos se prepara el repertorio para la presentación de fin de trimestre que culmina con prácticas escénicas.
Compartió que al principio del trimestre se acercan muchos interesados, pero conforme avanzan, se dan cuenta de las demandas que implica la danza, como la constancia, y es ahí cuando algunos lo piensan mejor. Sin embargo, en el taller hay alrededor de treinta alumnos de todas las divisiones. Y cabe resaltar que, en fechas recientes, se han inscrito más bailarines hombres que en otros trimestres, lo cual es muy positivo, porque muestra la apertura para realizar esta actividad artística.
“Es innegable que, si bien es complejo compaginar las actividades de sus clases y el taller, los chicos van sorteando y manejando la dinámica de horarios. Hay trimestres en que participan y otros no; si bien puede ser intermitente su asistencia, casi siempre los interesados regresan. Hay alumnos que llevan dos o incluso tres años participando, sin interrumpir su permanencia”.
La maestra Selene Luna expresó: “El que la UAM pueda brindar clases de ballet es muy importante, pues además de aquí, sólo la unidad Azcapotzalco tiene un taller. Hay que mencionar que, a pesar de no contar con mucho presupuesto, el compromiso de los alumnos es muy grande, ya que cada uno de ellos, con sus propios recursos y su ingenio, elabora su vestuario; ellos diseñan y cosen sus prendas, por lo que hay mucho esfuerzo y dedicación en cada presentación. Yo creo que eso se transmite, porque en las presentaciones el público tiene una gran respuesta. Todo en su conjunto muestra lo que los alumnos son capaces de dar”. Afirmó la profesora, una mujer entregada a la enseñanza de la danza en la UAM Iztapalapa.