XXI SEMANA DE BIOLOGÍA

Fotografía: Manuel Valdés Alarcón. 

La conservación del lobo mexicano y su reinserción al medio natural son proyectos complejos para el manejo de la especie, pues a pesar del arduo trabajo que realizan los especialistas, más que los depredadores o el impacto ecológico, el problema es el hombre quien incide en su desaparición. Ésas son reflexiones del doctor Miguel Ángel Armella al participar en la XXI Semana de Biología —organizada en la UAM Iztapalapa—, con su conferencia El lobo mexicano y el cuidado humano.

El responsable del Laboratorio de Ecología Animal explicó que la historia de recuperación se remonta a 1987, cuando trajeron, de Estados Unidos, tres parejas de lobos, que se asignaron al Centro Ecológico de Sonora, a San Juan de Aragón y a San Cayetano.

En 1995 el comité de genética aceptó los tres linajes como puros, y en 1997 inició cruzas entre linajes. En 1999 se creó el subcomité técnico consultivo para la recuperación del lobo mexicano. Y hasta ahora el trabajo de recuperación es binacional, entre México y Estados Unidos. 

En su participación, la doctora Nayeli Lara enfatizó que de esta especie ya hubo una extinción, y a pesar de los avances, la reintroducción del lobo mexicano ha sido difícil, pues con todo y el plan para el proceso, que implica hacer acuerdos con los dueños de los predios para la liberación, aún hay agresiones a estos animales.

Detalló que a los lobos seleccionados se les pone un collar y se les sigue por monitoreo aéreo e incluso por telemetría satelital. Se hacen fuertes campañas de educación, difusión y divulgación, así como talleres, cursos, etcétera. Y aun así, entre 2013 y 2022, la mayor parte de los lobos reintroducidos a la vida silvestre murieron por causas humanas: disparo, atropellamientos, y en su gran mayoría, por envenenamiento; por eso hoy sólo quedan 40 ejemplares y la población sigue disminuyendo.

Fotografía: Randolph Boyers

INTENSA ACTIVIDAD ACADÉMICA EN EL REENCUENTRO

Con el objetivo de lograr la vinculación entre la comunidad estudiantil y académica, se llevó a cabo la XXI Semana de Biología, que fue organizada por los estudiantes de esta licenciatura, quienes la consideraron una actividad fundamental después de cuatro años de no llevarse a cabo debido a la pandemia.

En entrevista, María de los Ángeles Morales, presidenta del comité organizador y estudiante del décimo trimestre de Biología, dijo que el objetivo, al realizar estas actividades, es incentivar a alumnos de Biología y de otras licenciaturas a incorporarse a las dinámicas extracurriculares y crear otras actividades recreativas que apoyen su desarrollo académico.

Los compañeros que entraron a la UAM-I en el año que inició la pandemia por Covid-19, no tu- vieron oportunidad de estar en otras semanas de la Biología, pues la última fue en 2018 y, por tanto, es la primera oportunidad, para muchos compañeros, de conocer los trabajos de investigación que tienen los profesores y de acercarse a colaborar en ellos.

Es por eso que se organizaron talleres y se coordinaron 17 conferencias que apoyan el aprendizaje y que tienen valor curricular. Si bien esta actividad se realiza una vez al año, lo importante es que asistan estudiantes de todos los trimestres.

El comité organizador contó con siete participantes, un grupo de apoyo de diez alumnos y un registro de 225 personas que, además de asistir a las conferencias, tomaron los talleres, realizaron prácticas de campo y participaron en actividades como rifas y concursos de cartel y fotografía, cuyos participantes recibieron constancia con valor curricular, y se les dieron diplomas a los tres primeros lugares.

La universidad da muchas herramientas, el departamento, la coordinación y la división apoyaron en la realización de esta actividad tanto económicamente como en la organización. Ésta es una gran plataforma para realizar estas actividades, que implican mucho esfuerzo, pero vale la pena por la experiencia y el aprendizaje que se logra, concluyó. En la inauguración estuvieron presentes el doctor Javier Rodríguez Laguna, secretario de unidad; José Luis Olivares, director de CBS; la doctora Claudia Barbosa, jefa del Departamento de Biología, y Javier García, coordinador de la licenciatura en Biología.

LOBO GRIS MEXICANO
(Canis lupus baileyi)

Manuel Valdés Alarcón 1

Es una de las cinco subespecies del lobo gris, que se considera en peligro de extinción (NOM-059-ECOL-2010).

Actualmente se han realizado grandes esfuerzos binacionales, entre México y Estados Unidos, para lograr su recuperación en vida libre. En 1998, el Servicio de Pesca y Fauna Silvestre de Estados Unidos liberó once lobos en Arizona, y en 2011 México liberó los primeros cinco ejemplares en la Sierra Madre Occidental, al norte de Sonora (CONANP, 2020).

Los esfuerzos de recuperación del lobo mexicano continúan; se estima que existen por lo menos 35 ejemplares en vida libre (CONANP, 2020) gracias al trabajo y dedicación de diversos investigadores, universidades e instancias del Gobierno mexicano, pero se requiere de un gran trabajo y dedicación para lograr la recuperación de esta especie de carnívoro, ya que es afectado por la fragmentación de su hábitat y por las amenazas de la cacería y persecución, por ser considerado un depredador de la ganadería doméstica.

Por ello los esfuerzos de rehabilitación, liberación y seguimiento en vida libre requiere del trabajo conjunto con las comunidades locales y la educación ambiental, actividades que se realizan en la actualidad particularmente en los estados de Durango, Chihuahua y en el norte de Sonora, con la participación de las universidades, instancias de Gobierno y la participación de las comunidades rurales.

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1 Maestro en Ciencias, adscrito al Laboratorio de Conservación de Fauna Silvestre, UAM-I

POR ANA ALEJANDRA VILLAGÓMEZ VALLEJO

Ana Alejandra Villagómez Vallejo, reportera desde hace 25 años en varias unidades de la UAM. Estudió el doctorado en Educación; la maestría en Desarrollo Rural; las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación, y en Violoncello. Ha realizado investigaciones sobre educación y cultura, así como en medios de comunicación en zonas rurales y procesos de desarrollo comunitario. Directora de radio e investigadora para el Banco Mundial. Ha impartido clases en licenciatura y en educación media superior. Como intérprete al cello, ha realizado diversos cursos de especialización y participado en varias agrupaciones desde trío, cuarteto de cuerda, orquesta de cámara y orquesta sinfónica.

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