PATRONES DE CONSUMO ENERGÉTICO Y CAMBIO CLIMÁTICO

Las tendencias en el cambio del clima, en el mundo, siempre van para arriba y los impulsores son los sistemas energéticos, la industria, las actividades agrícolas y forestales y el transporte; las áreas en el rubro económico que tienen más impacto en la generación de gases de efecto invernadero son las que hay que investigar para reducir su impacto.


Así lo señaló el doctor Manuel Martínez Fernández en su conferencia magistral “Patrones de consumo energético y cambio climático” que formó parte del Foro Cambio Climático organizado por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa.


El investigador titular del Instituto de Energías Renovables de la UNAM y del posgrado en Ingeniería (Energía), así como miembro del Sistema Nacional de Investigadores explicó que la Tierra está en equilibrio dinámico: recibe luz ultravioleta y visible del sol y emite radiación infrarroja. Para que la temperatura del planeta sea constante, la energía que llega debe ser igual a la que sale.


El doctor Martínez Fernández, también responsable del laboratorio de Innovación y Futuros, advirtió que el efecto invernadero primario ha existido por miles de años y le ha dado a la Tierra una temperatura promedio de 17º C aproximadamente, y uno secundario por 200 o 300 años causado por el aumento de concentración de gases, como dióxido de carbono, metano, ozono, tetracloruro de carbono y otros ghg de origen antropogénico, que crean un calentamiento y el cambio climático.


El cambio climático —detalló— es una modificación en el clima que se atribuye directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera global y que se suma a la variabilidad climática natural, observada durante periodos de tiempo comparables.


A fin de cuentas, lo que se busca es un desarrollo sustentable; es decir, llevar a cabo las actividades sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, como dijo Urquidi (1996), preocupándonos de la igualdad social en cada generación, pues es bueno pensar en los nietos, pero también por el resto de las personas y no dejarlas en la marginalidad y la vulnerabilidad.


Entonces, una definición operacional de desarrollo sustentable es avanzar en el bienestar de las personas y la sociedad, considerando simultáneamente aspectos sociales, económicos ambientales e institucionales con atención especial a los más desprotegidos del presente y de las generaciones futuras.


Añadió que para analizar el cambio climático, lo que debemos ver es la adaptación y la vulnerabilidad. Es un círculo virtual que se debe atacar desde el punto de vista de la tecnología. Se debe ver integralmente, por eso en los proyectos sobre pobreza energética, siempre nos asesoramos con antropólogos y sociólogos para saber realmente cuales son las necesidades de las personas, para así proponer sistemas sustentables.

ANÁLISIS Y EFICIENCIA ENERGÉTICA
El doctor en Física, por la Universidad de Oxford, y creador del Departamento de Energía Solar, del Laboratorio en Energía Solar y del Centro de Investigación en Energía, comentó que ahora se hacen análisis prospectivos del Sistema Energético Nacional hasta 2050. Utilizando el software LEAP con las variables de PIB, población y vivienda sacamos cuál es la demanda de energía y la confrontamos con los centros de transformación para ver qué recursos tenemos: petróleo, gas natural, carbón, energía renovable y sacamos la oferta.


Eso se hace anualmente con proyecciones a partir de tasas de crecimiento. Si el PIB crece 1 o 3 por ciento, creamos distintos escenarios y así se sustentan políticas públicas a partir de un análisis de tendencias.


Enfatizó que nadie se preocupa por llegar a los acuerdos de París, en el 2035, ni en el 2050, es por eso que con un programa de apoyo interno para la UNAM, se llevó a cabo un proyecto de dos años para enfocarnos en electricidad, calor y combustibles, lo cual ha sido complejo porque no hay información para sacar las proyecciones, pero lo cierto es que la demanda de energía siempre va para arriba, nadie se preocupa por hacer ningún cambio y no hemos logrado, en México, salir de la dependencia entre Producto Interno Bruto, crecimiento económico y uso de energía.


A Estados Unidos se le critica que no ha hecho mucho en cuanto a acciones para mitigar el cambio climático; sin embargo, su PIB ha crecido entre 1 y 1.5% anual, mientras su consumo de energía ha disminuido 25%, han desacoplado su consumo energético y su economía. Nosotros no lo hemos logrado. Analizando por sector económico, casi todo se va en transporte y en el sector industrial, por tanto, se deben cambiar los patrones de demanda de transporte de la industria. Por otra parte, también en transporte hay un incremento de CO2; es decir, son dos sectores con una permanencia en el alza de consumo energético.

Martínez Fernández explicó que, al revisar por tipo de energía y sector económico, el sector agrícola utiliza mucho el diésel, por tanto, hay que checar el uso de este combustible. En el caso de servicios, hay que analizar el uso con los años, pues es básicamente iluminación y bombeo de agua, no contaminan tanto, pero hay que tener cuidado con los centros de generación de electricidad porque sus costos tienden a incrementarse. En lo relativo al sector industrial, se utiliza gas natural, y están subiendo las importaciones; considerando que el 85% de nuestro consumo es de importación, nos encontramos frente a un gran problema. Por eso, puntualizó, es relativo hablar de soberanía energética en México.


En el caso del sector comercial, lo que más se usa es el gas licuado de propano (LP). Sin embargo, para el sector doméstico, más de 50% sigue siendo leña, no sólo en zonas rurales, sino periurbanas.
Entre otras cuestiones, concluyó que en México el patrón de la demanda de energía no ha tenido un cambio estructural y, por tanto, el consumo no se ha desacoplado del crecimiento del PIB.


Consideró que existen tecnologías que aprovechan las energías renovables, competitivas económicamente con las convencionales, y que son socioambientalmente mejores. El problema es que, a pesar de presentar propuestas de políticas públicas al gobierno federal, en cuanto a eficiencia de energía, como en el caso concreto del transporte, y así incidir en el cambio climático, no se ha tenido mucho eco.

POR ANA ALEJANDRA VILLAGÓMEZ VALLEJO

Ana Alejandra Villagómez Vallejo, reportera desde hace 25 años en varias unidades de la UAM. Estudió el doctorado en Educación; la maestría en Desarrollo Rural; las licenciaturas en Ciencias de la Comunicación, y en Violoncello. Ha realizado investigaciones sobre educación y cultura, así como en medios de comunicación en zonas rurales y procesos de desarrollo comunitario. Directora de radio e investigadora para el Banco Mundial. Ha impartido clases en licenciatura y en educación media superior. Como intérprete al cello, ha realizado diversos cursos de especialización y participado en varias agrupaciones desde trío, cuarteto de cuerda, orquesta de cámara y orquesta sinfónica.

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