EL LOBO MEXICANO VISITA LA UAM-I

Macho descansando sobre las rocas frescas.
Museo del desierto, Saltillo, Coahuila.
Foto: Miguel Ángel Armella.

La exposición El lobo mexicano, que se presentó en la Galería de Arte UAM Iztapalapa, refleja 25 años de trabajo colectivo en un proyecto binacional para rescatar al lobo mexicano, especie declarada extinta en 1970. México y Estados Unidos iniciaron el salvamento con tan sólo siete ejemplares, y ahora se cuenta con aproximadamente 500 animales en libertad y bajo cuidado de especialistas, señaló el doctor Miguel Ángel Armella Villalpando, experto en conducta social y estrés del lobo mexicano.

La muestra constó de 31 fotografías realizadas en Estados Unidos y México. Se observaron ejemplares que están en instalaciones bajo el cuidado de especialistas y otros en vida libre. La exposición en la UAM-I es una de las primeras dedicada exclusivamente a esta subespecie de lobo, considerada la más característica que existe en el mundo, porque es la más fácil de identificar, tanto genética como morfológicamente.

Las doctoras María de la Asunción Soto Álvarez y Nalleli Lara Díaz, ambas involucradas en el proyecto de reintroducción del lobo mexicano en su medio natural, coincidieron en señalar que el lobo mexicano es una especie clave, lo que significa que su presencia tiene múltiples funciones en la naturaleza y, generalmente, cuando desaparece provoca consecuencias sobre la diversidad de su hábitat. Su recuperación, por lo tanto, es de vital importancia para mantener el equilibrio natural de los ecosistemas.

El lobo mexicano es un animal carnívoro que depreda el ganado, motivo que lo llevó a su desaparición en vida libre. Antes de que se extinguieran por completo, algunos ejemplares fueron recuperados, y se inició un programa de manejo bajo el cuidado de especialistas; gracias a ello existen ejemplares que provienen de siete organizaciones fundadoras. El lobo ha pasado por situaciones dramáticas; en la historia de su recuperación, alrededor de 53 instituciones han participado en los esfuerzos y a lo largo de más de 50 años de este arduo trabajo, cientos de personas han colaborado para que hoy se puedan apreciar cada una de las fotografías que dan testimonio de su existencia, señaló la doctora Lara Díaz.

En 2011 iniciaron los esfuerzos para la reintroducción de animales en cautiverio a vida libre en México, y en 2014 se registró el primer nacimiento en ese hábitat, después de más de 30 años de ausencia en el país. Por esta razón, el rescate de esta subespecie se perfila como una de las banderas de conservación de México, ya que es el segundo proyecto más relevante después de la recuperación del chita a nivel mundial. “Hay que estar orgullosos de nuestra Casa abierta al tiempo, porque ha sido una bandera en nuestra institución; en tres de las cinco unidades hay gente trabajando en este proyecto. Ha sido también la participación muy importante de la UAM la que ha logrado esa recuperación”, subrayó Armella Villalpando.

Por ello, los investigadores pidieron ver en cada fotografía el esfuerzo de las personas que han intervenido en su conservación. Desafortunadamente, estos animales siguen enfrentando los mismos problemas que llevaron a su extinción. Ellos están desempeñando su papel en la naturaleza, están formando manadas, pero siguen expuestas a una presión antropogénica muy fuerte, de ahí la importancia de conocer a nuestras especies locales, porque cada uno de nosotros puede ayudar en su conservación.

POR EDILBERTA MANZANO JERÓNIMO

Edilberta Manzano Jerónimo es doctora en Teoría Literaria por la UAM-Iztapalapa. Difusora de la obra de Severino Salazar Muro. Fue coordinara editorial del número 44 de la revista Tema y Variaciones, dedicada a la obra del escritor zacatecano, y de los Nueve Cuentos Selectos de Severino Salazar, publicados en coedición entre la UAM Azcapotzalco y el Centro Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde. Ha participado en diversos congresos nacionales e internacionales en los que se discute la literatura mexicana y ha publicado un par de artículos en revistas literarias. Es reportera en el boletín Cemanáhuac desde hace ocho años.

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