FREJA ININNA CERVANTES BECERRIL
Fotografía de Jesús Guillermo Hernández Ortiz
Con un catálogo general de más de 7 000 títulos, la asistencia a 51 ferias del libro al año y una amplia historia de publicaciones periódicas en cada Unidad Académica, a 50 años de su fundación, la Universidad Autónoma Metropolitana cuenta con un ecosistema editorial dinámico y fortalecido en una cadena productiva y sostenida por más de 30 instancias editoriales, cuatro librerías de Unidad y dos librerías en las casas de cultura y extensión académica.
Así lo señaló la doctora en Letras, Freja Ininna Cervantes Becerril, profesora investigadora de la licenciatura en Letras Hispánicas de la UAM, en entrevista para Cemanáhuac.
A partir de su trayectoria como coordinadora editorial del Consejo Editorial de la División de CSH, editora de otras casas editoriales independientes y comerciales, y actualmente miembro del Consejo Editorial del Departamento de Filosofía de la DCSH, explicó: “Desde mi experiencia como directora fundadora y extitular de la Dirección de Publicaciones y Promoción Editorial de la UAM, en el marco del 50 aniversario, puedo decir que la producción editorial de la Universidad es compleja en su bibliodiversidad, dado que se articula a partir de las cinco Unidades académicas y la Dirección de Publicaciones de Rectoría General, constituyendo una red importante y proyectiva de publicaciones, resultado de nuestras tres tareas sustantivas: docencia, investigación y difusión”.
“Si bien hay mucho trabajo que realizar para dotar y mantener actualizado al ecosistema editorial de la UAM, podemos afirmar, en retrospectiva, que lo respalda una importante historia editorial universitaria, si atendemos al robusto catálogo histórico, que da cuenta de más de 7 200 títulos y una multiplicidad de colecciones, así como de una importante historia en publicaciones periódicas. Recordemos que cada Unidad necesita y da origen a un semanario, una gaceta o un órgano informativo que da cuenta e informa sobre su actividad cotidiana y entorno inmediato, que da identidad; así como de sus revistas científicas, académicas y de difusión. No es posible imaginar la Universidad sin libros, la historia de las universidades es también la historia de sus publicaciones”, aseguró.
Destacó que, entre los problemas más comunes de las universidades, y que urge atender, se encuentran la promoción y la distribución de las publicaciones. En esta fase del proceso se resienten los problemas que genera la producción editorial resultado de prácticas poco planeadas, razonadas y desapegadas de políticas editoriales sustentadas en comités y consejos editoriales; y la UAM no es la excepción. Por ello, en el periodo de dos años como titular de la Dirección de Publicaciones, concentró sus esfuerzos en analizar y crear estrategias que lograran articular mejor la red de librerías UAM con la circulación de las publicaciones, tanto a nivel interno como externo, así como la representación institucional de las mismas en las ferias del libro.
Entre muchas otras tareas, atendió la promoción de las publicaciones y #LibrosUAM en las redes sociales, lanzó el boletín editorial y completó la librería virtual del sitio www.casadelibrosabiertos. com, dotándola de una nueva identidad como editorial universitaria que promueve una sostenida cultura editorial e informa sobre su ecosistema. Quien navegue en el sitio podrá constatar que la UAM cubre anualmente, a nivel nacional, más de 50 ferias del libro y que, desde 2023, tiene presencia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, Colombia, a través de la Red Altexto. El intenso y relevante trabajo que se desarrolló en 2022 y 2023 por parte de la Dirección de Publicaciones a su cargo, rindió frutos al ser nuestra Universidad la invitada de honor en la FIL de Monterrey para celebrar el 50 aniversario de la UAM.
No obstante, falta trabajar más en la vinculación editorial interunidades, así como con universidades nacionales e internacionales; revisar y actualizar las Políticas Operacionales de la Producción Editorial (POPES) en función de la experiencia histórica de nuestras instancias editoras para fortalecer los procesos de evaluación académica mediante el trabajo consensuado en comités y consejos editoriales. De esta forma, se garantiza la calidad, actualidad, innovación y originalidad de la edición académica.
La especialista en edición y excoordinadora en la licenciatura en Letras Hispánicas detalló que además se deben fomentar las publicaciones de difusión que responden a una de nuestras tareas sustantivas. Estas deberían recibir mayor presupuesto y mejor producción, para generar un catálogo importante a cargo de las coordinaciones de extensión universitaria. Existen colecciones de difusión de larga trayectoria que han merecido el apoyo de comités académicos, en vez de las coordinaciones de extensión universitaria, las cuales son responsables de desarrollar este tipo de proyectos para atender la difusión al interior de las Unidades.
Algunas Unidades tienen un importante desarrollo de sus publicaciones de difusión, por ejemplo Xochimilco, Azcapotzalco y Cuajimalpa. Subrayó que este medio siglo de nuestra casa de estudios es buen momento para replantearse y analizar la edición universitaria en este sentido, con la creación y actualización de colecciones que sean distintivas y emblemáticas, como las que creó en la década de los años ochenta nuestro gran difusor Carlos Montemayor: Molinos de Viento y Cultura Universitaria. No sólo debemos estar comprometidos con públicos especializados, sino también dialogar con públicos más amplios de la sociedad.
En torno a la producción por Unidad, compartió: “Si partimos de datos duros, respecto de la producción editorial, la Unidad Azcapotzalco es la que más produce, le sigue Xochimilco y después nuestra Unidad. Este simple dato genera muchas preguntas y, sobre todo, debería ayudarnos a analizar nuestras prácticas editoriales. Lo anterior, por supuesto, responde a diversos factores, como la prevalencia en la Unidad Iztapalapa de la coedición, con la idea —a veces ilusión— de lograr una mayor difusión a través del coeditor. Pero esto no siempre sucede o es una realidad; en cambio, el precio del libro se eleva y acaba siendo un factor en contra para nuestra comunidad y la adquisición de los libros, pues resultan tan costosos que ni los colegas pueden comprarlos.
RETOS Y OPORTUNIDADES
La doctora Freja Cervantes, quien fuera también editora de Alfaguara, Taurus y Aguilar, comentó que nuestra unidad ofrece, a través de la licenciatura en Letras Hispánicas, la especialidad con el Seminario de Producción Editorial. Además, esta formación tiene continuidad institucional con la maestría en Diseño y Producción Editorial en la UAM Xochimilco que, durante la coyuntura de la pandemia de Covid-19, trascendió a la virtualidad, por lo que hoy la UAM profesionaliza editores a nivel nacional e internacional. Actualmente, somos una universidad que forma y certifica a profesionales de la edición a nivel posgrado.
El trabajo colaborativo es uno de nuestros grandes pendientes, estamos desvinculados y atomizados, y prevalece un desconocimiento entre Unidades. Ignoramos nuestros esfuerzos, pero si nos articulamos y empezamos a compartir las experiencias interunidades, sumaremos conocimiento para trabajar juntos y nos fortaleceremos como institución.
En este sentido, compartió que uno de los proyectos que inició en 2023 fue la planeación de una Red de Revistas UAM, la cual consideró una deuda histórica de la Dirección de Publicaciones con las Unidades. Debemos conocer tanto las históricas como las actuales, catalogarlas —como es el caso de Cemanáhuac en esta Unidad— y también considerar los esfuerzos de las publicaciones estu- diantiles, que enriquecen nuestra historia editorial.
Respecto de lo digital, toda plataforma es deseable al momento de crear y publicar contenidos. En el caso de las publicaciones científicas y académicas, se espera que transiten lo antes posible a lo digital para su evaluación y certificación, y con ello cumplir el compromiso constitucional que tiene la UAM para divulgar el conocimiento a través del acceso abierto. Como universidad pública, generamos conocimiento que debe estar a disposición de la sociedad; ése es nuestro compromiso.
En el caso de la publicación impresa, hay una tendencia hacia la racionalización, ya que es necesario ser sustentables. No creo que desaparezca el papel, pero se deben reorientar las políticas editoriales para definir qué se imprime y por qué. Por otra parte, la UAM debe aprovechar creativamente sus talleres y, con ello, reactivar el capital humano y la infraestructura existente en la Universidad. Profesionalizar a los impresores y actualizar la maquinaria es posible, ya que es congruente con una lógica autogestiva y sustentable para nuestro ecosistema editorial, además de que nos permite aprovechar mejor nuestros recursos y abatir costos.
Cervantes advirtió que, en lo general, el panorama de la producción editorial en la UAM es positivo; no obstante, en materia de gestión, compra y venta de derechos de autor, hay un pendiente inaplazable. El área de propiedad intelectual debería acompañar y resolver las problemáticas que enfrenta la Universidad con sus publicaciones, ya que cada libro plantea un reto diferente. Falta mayor sensibilidad y conocimiento de la gestión editorial en materia de derechos de autor.
Otro aspecto fundamental es la profesionalización del personal librero, pues los espacios de promoción y venta de nuestras publicaciones requieren una atención más creativa y profesional. Es necesario impulsar la promoción interna, ya que la comunidad estudiantil desconoce las colecciones universitarias de su disciplina, de su Unidad, así como las emblemáticas Molinos de Viento, con 190 títulos, y Cultura Universitaria con 140 títulos. Han pasado generaciones de estudiantes que no conocieron los libros de su propia Universidad.
Así como se han instrumentado políticas editoriales en la UAM, en la actualidad es prioritario instrumentar políticas de lectura en nuestra institución. La mediación lectora podría ayudarnos a reencontrarnos e interconectar los espacios universitarios que nos constituyen. Todo el alumnado, así como el personal académico y administrativo, debería conocer los espacios de la UAM, como las casas de cultura y sus librerías, para reconocerse en los libros y revistas de la Universidad.
Enfatizó que una forma importante de construir identidad es, también, a través de la producción editorial, y aquí sucede un fenómeno muy curioso: ¿cómo es posible que el público externo conozca mejor nuestras publicaciones que nuestra comunidad universitaria? Por ello, insistió en la importancia de la vinculación.
La doctora Freja Cervantes compartió una experiencia en la Unidad Lerma, que no tiene su propia librería. El año pasado, la Dirección de Publicaciones llevó a cabo una venta de oportunidad de LibrosUAM, y la respuesta de la comunidad fue fantástica. Tuvimos dos actividades: el karaoke literario, con lectura de poemas, y el maratón de lectura, que consistió en la lectura colectiva de una obra. Todos aquellos que participaron no sólo obtuvieron libros, sino la experiencia de reconocerse como comunidad universitaria. Este evento fue realmente esperanzador.