Fotografía de Jesús Guillermo Hernández Ortiz
Como parte de la conmemoración de los 50 años de existencia de la UAM, Cemanáhuac conversó con el doctor Luis Mier y Terán Casanueva (Ciudad de México, 1945), quien es profesor titular “C” del Departamento de Física, en la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, desde 1974. El académico se doctoró en la Facultad de Ciencias de la UNAM en 1980, tuvo una estancia posdoctoral en el Department of Chemical Engineering and Materials Science, University of Minnesota, United States of America, de 1980 a 1981, y fue profesor invitado en esa misma institución de 1988 a 1989.
En la UAM Iztapalapa ha desempeñado múltiples cargos: fue consejero académico (1977-1979), secretario académico de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería (1979-1980, 1982), jefe del Área de Fisicoquímica de Fluidos (1982-1988), jefe del Departamento de Física (1990-1994), rector de Unidad (1998-2001) y rector general de la UAM (2001-2005). Además de ser miembro del Sistema Nacional de Investigadores, de la Academia Mexicana de Ciencias, de la Sociedad Mexicana de Física, de la Asociación Mexicana de Investigación y Docencia en Ingeniería Química (AMIDIQ), de la Sociedad Mexicana de Termodinámica, del Comité de Ciencias Exactas para la evaluación de becas de posgrado al extranjero y posgrados de excelencia del Conahcyt, presidente del Comité de Ciencias Exactas para el Padrón de Posgrados de Excelencia del Conahcyt y miembro honorario de la Sociedad Mexicana de Ingeniería Biomédica.
“Lo dije recientemente e insisto, 50 años en la edad de una universidad es poco tiempo, la UAM es una Universidad muy joven, en una persona sí son muchos años, pero en una institución no son tantos. Fui profesor fundador, empecé en 1974 en el Departamento de Física, me siento muy orgulloso de haber sido fundador, la verdad es que cuando llegué a la Universidad no me daba cuenta de eso, de que iban a transcurrir 50 años y yo seguiría aquí. Uno llega a dar sus clases, a hacer su investigación y, bueno, convive con grandes personajes, pero no se percata de cuál va a ser su futuro, y eso me pasó a mí.
Fue un gran gusto, también una gran ilusión colaborar en la creación de una nueva universidad en México, eso es algo que raramente apreciamos; es distinto llegar a una universidad y dedicarle 50 años de vida sin ser fundador. Desde luego, pasar 50 años en una Universidad es grandioso, pero es mucho más grandioso haber sido partícipe de su creación, y a mí me tocó esa suerte; es como colaborar en el nacimiento de una estrella, no creo que se sienta igual cuando se llega a una institución como es la propia UAM hoy, que ya fue creada. Su surgimiento impactó al país entero, fuimos partícipes y testigos de la creación de una institución en un momento en que México la necesitaba, no quiero decir que no la necesite ahora, pero le dieron nacimiento a la institución en el momento indicado.
Cada cargo que tuve en su momento fue muy relevante. Cuando llegué a la Universidad, no imaginé ser jefe de departamento siquiera, mucho menos que iba a alcanzar la rectoría general. A Alonso Fernández González, primer rector de la Unidad Iztapalapa, que había sido director del Instituto de Física de la UNAM, lo veía como un gigante, y de la misma forma veía al doctor Luis Villoro, primer director de la División de CSH, entonces lo veía, y lo sigo viendo, como un personaje casi mítico, y a todos ellos, jamás se me hubiera ocurrido que pudiera llegar a ser lo que ellos habían sido. Cuando fue mi oportunidad, traté con todas mis fuerzas en contribuir a la universidad, y lo sigo haciendo en cada momento de mi vida. Desde luego no me puedo comparar con ellos; creo que la gente ha apreciado mi esfuerzo, porque ha sido la comunidad quien me ha colocado en tantos puestos importantísimos dentro de la Universidad, realmente ellos, no yo.
Desde luego que la ciencia que se hace en la UAM ha influido en otras universidades, el Departamento de Física ha tenido gran impacto a lo largo de los años, es un departamento muy apreciado a nivel nacional y en el extranjero, la calidad de la investigación que se hace en ese departamento, y en la UAM en general, es muy apreciada, lo sé porque lo he visto, lo he vivido. Cuando llegué a la Universidad de Minnesota, en aquel entonces, la UAM era más joven que ahora, pero ya había enviado egresados a esa casa de estudios y habían hecho muy buen papel, entonces sentía el compromiso de hacerlo bien, porque de mi trabajo dependía el aprecio que podrían tener sobre otros egresados UAM; fui dos veces a la universidad de Minnesota, siempre al departamento de Ingeniería Química, que era muy prestigiado a nivel mundial, por eso era para mí una obligación hacer un buen trabajo en un lugar como ése.
En general, los científicos de la UAM han tenido reconocimiento, tal vez falte difusión, la Universidad no suele estar muy atenta del trabajo de los científicos. Ahora que estamos en época de olimpiadas, todo mundo ve a mexicanos destacados que sobresalen, y a uno le llena de orgullo, pero pocas veces se dice lo mismo de los científicos, y tenemos muy buenos, no me quiero poner de ejemplo, pero sí hay personas importantes, aunque casi nunca se fijen en ellas, es una pena, porque depende mucho de los científicos, igual que de los deportistas, el prestigio de un país.
A lo largo de estos 50 años, he visto cambiar a la comunidad universitaria, somos muy distintos, el país ha cambiado, la Universidad misma ha cambiado, por eso es importante conmemorar los 50 años de la UAM, para revisar lo que ha hecho, su quehacer, es necesario repensar a la Universidad. Ya se discute la carrera académica, asunto muy importante, pero como ése, hay que seguir reflexionando muchos otros papeles de la universidad, siempre con la mira para adelante, viendo al futuro. La Universidad ha cambiado, es más grande, más conocida, México ha cambiado, el país de hace 50 años no es el mismo de hoy, sus problemas son distintos, es nuestra obligación contribuir para que México crezca, lo hacemos a través de la Universidad, es nuestra principal obligación.
Nosotros contribuimos muy fuertemente, junto con el doctor Pedro Ramírez Vázquez, primer rector general de la UAM, a crear nuevas políticas de docencia innovadoras. No es que no lo hayan sido entonces, también lo fueron, pero son innovadoras hoy, lo que me da pena es no ver que se haya hecho un análisis de ellas y de su impacto, porque si no sabemos qué efecto tuvieron tampoco podemos reformarlas adecuadamente, si es que hay que reformarlas o no; creo que en otro momento causaron una revolución en la Universidad, pero poco a poco se ha venido diluyendo esa acción y esas políticas, lo que me gustaría ver es que se constate que se aplicaron, porque las políticas en el papel son importantes, pero mucho más importantes son en su aplicación.
La UAM nunca se ha quedado a la zaga, ha sido innovadora, está en su carácter, y tiene que seguirlo siendo, porque una universidad que no es innovadora ya no es tanto una universidad. Por ejemplo, sí creo que esté cercana la fecha en que tenga una rectora general, no hay razón por la que no sea así. Sí, desde luego que sí, a mí me da mucho gusto porque siento que no hemos aprovechado bien nuestras fuerzas, si un equipo de futbol juega con el 50% de su gente, pues no está aprovechando a sus 11 jugadores. Eso es un poco lo que nos pasa cuando desaprovechamos la presencia de la mujer en México, es impensable que un país no aproveche bien a la mujer, ellas tienen un gran futuro en el país, sin relegar al hombre, no es eso, es el darle el peso debido a cada quien.
Ya en Iztapalapa hemos avanzado con la doctora Verónica Medina Bañuelos, rectora de Unidad, me da mucho gusto, puede llegar el tiempo en que haya una rectora general, espero que sea pronto. Es una tarea de mujeres, la mujer tiene que cambiar también, porque muchas veces, no estoy hablando de nadie en particular, pero muchas veces el principal obstáculo es ella misma, existe una estructura que no les favorecía y que no es fácil superar, porque no todos los hombres están dispuestos a aceptar eso; pero, paradójicamente, no todas las mujeres están dispuestas a aceptarlo, es una tarea de toda la sociedad.
Mi gran cariño por la Universidad, el gran esfuerzo que he hecho a lo largo de estos 50 años y la idea de que debemos constantemente reflexionar en la Universidad y sus asuntos. Es fácil caer en la rutina tanto de la investigación y la docencia, y darnos poco tiempo para la reflexión de lo que la Universidad es y debe ser; mi gran cariño y respeto por la UAM, felicitaciones por sus 50 años. Felicitaciones a la comunidad, incluyendo a los estudiantes, administrativos y a todo mundo, no sólo los profesores, la Universidad la hacemos todos”.