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Con el objetivo de continuar construyendo un espacio para evitar la violencia y promover la cultura de paz, en particular considerando la diversidad sexual, sus derechos y libertades, la Comisión para el Programa Integral de Prevención y Atención a la Violencia de Género (Preagén) realizó una jornada de actividades conmemorativas del Día Internacional del Orgullo LGBTTTIQ+, denominada Existencia y resistencia desde el orgullo: Derechos y libertades de la diversidad sexual.
“Es vital que cada uno de nosotros nos veamos involucrados en esta comunidad y seamos partícipes de las acciones que nos permitan sentirnos unidos, sin importar el tipo de preferencias, sino respetando y conviviendo de forma conjunta”, señaló la doctora Jatziri Gaitán González, coordinadora de la Preagén, al inaugurar la jornada de cursos, talleres, conferencias, cine y más.
La maestra Libertad García Sanabria fue invitada por la abogada Socorro Damián Escobar, titular de la Unidad de Acción para la Prevención y Erradicación de la Violencia de Género, la Inclusión con Equidad y el Respeto a las Diversidades (Unigénero), a dictar la ponencia Lesbofeminicidio y la existencia lesbiana en Abya Yala (Según la CEPAL, Abya Yala es el nombre que le dio al continente americano el pueblo kuna, originario de Panamá y Colombia, antes de la Colonia. En lengua kuna, Abya Yala significa “tierra madura”, “tierra viva” o “en florecimiento”).
La ponente se presentó como lesbiana feminista porque considera que “en sociedades que odian a muerte a mujeres que se erigen más allá de los pactos patriarcales, es un mérito sobrevivir; asumirse lesbiana es una postura política”. Abundó en que las lesbianas son leídas como rebeldes de la categoría mujer; si a las mujeres ya se les odia por ser mujeres, en las lesbianas se complejiza el odio porque, al ser mujer, se suma el ser desertoras del rol servil de múltiples trabajos al servicio de los hombres. Además de evadir el servicio sexual y afectivo, son odiadas por desobedecer, resistir y optar por otras aliadas vitales.
La socióloga y activista dedicó su ponencia a Sofia, Andrea, Roxana y Pamela, víctimas de un ataque lesbofóbico, en Barracas, Argentina. Aseveró que, para el capitalismo gentrificante, turistificador y moderno, hay muy pocas cosas tan incomodas como las lesbianas pobres y viejas. El asesinato del grupo de adultas mayores argentinas devela violencia estructural hacia las lesbianas que se niegan a un orden familiar convencional, que salen de la norma parejil, son poliamorosas, disidentes, interespecie y buscan otro futuro posible. Como ellas, existen muchas otras interseccionalidades que es necesario nombrar, tales como la disidencia de las mujeres afrodescendientes de la costa guerrerense, o la de un compañero marica de Bogotá que hace vogue (baile del orgullo y la autoaceptación).
La pobreza, la expulsión de ciertas comunidades, la marginalidad respecto de políticas de protección social, familias que rechazan, medios de comunicación que son indolentes ante violencias concretas, políticos desequilibrados e instituciones gubernamentales que aseguran que la comunidad no tiene por qué tener derechos particulares, propician la impunidad de violencias como la de Argentina, donde la única sobreviviente lucha porque se reclasifique su caso como crimen de odio, ya que está siendo juzgado como lesiones. Las autoridades no quieren aceptar que sufrió un intento de lesbofeminicidio, delito que no está tipificado en ningún país.
Ante tanta violencia, las lesbianas feministas han encontrado benéfico desplazar la autoridad patriarcal en turno, sobre todo en sí mismas. Cada quien puede y debe desplazar, desautorizar al patriarca que la habita. Ser lesbiana feminista es buscar huellas de autoridad y de creación en otras, recuperar la figura de la autoridad es dar potencia para decir lo que digo, para tomar postura y decisiones, que ellas sean las mediadoras en la experiencia vital con el mundo. Eso le molesta al patriarcado, porque ya no son los únicos referentes citados ni su visión la única legítima, afirmó la ponente.
Ser lesbiana feminista es resistencia, una posibilidad que ha sido históricamente invisibilizada, anulada, linchada, quemada en las hogueras, encarcelada, siquiatrizada, violada, borrada, por eso insisten en ser existencia plena. Es importante que cada quien busque la autonomía simbólica, material y política como una brújula; una debe decidir hacer lo que realmente quiere hacer. Cuando ese proceso inicia, ya no hay nada que lo detenga; se une la existencia lesbiana y el sentido libre de ser mujer, concluyó.