La paz es una exigencia global justo por estar ligada al devenir histórico, a los cambios estructurales y sociales y por ser necesaria para la sobrevivencia de la humanidad. Es por ello que la agenda 2030 del desarrollo sostenible, plantea 17 objetivos que representan desafíos de la humanidad, siendo el 16 el que tiene que ver con la construcción de entornos de paz, de justicia y de instituciones sólidas.
Así lo estableció la doctora en Pedagogía, Leticia Gabriela Landeros Aguirre, en su conferencia magistral: “Estrategias para implementar una educación para la paz en espacios universitarios” y que formó parte del Foro por la Cultura de Paz en la UAM Iztapalapa, realizado en el marco del Día Mundial por la Paz y organizado por la Comisión UAM-I Inclusiva y la Coordinación de Desarrollo Académico Institucional.
Consultora para la oficina de la UNESCO en México y para la Secretaría de Educación Pública, la doctora Landeros advirtió que el concepto de paz va cambiando y evolucionando con el tiempo porque es situado. Como muchas de las nociones de ciencias sociales es polisémica, tienen más de una acepción, incluso pueden ser contrarias y chocar, por eso es importante posicionarse.
La UNESCO ve la paz como un derecho y en este sentido plantea ideas eje: ¿qué paz se quiere promover: cultura de paz y cultura de derechos humanos, componentes de una educación para la paz y alternativas para los espacios universitarios.
La paz es un derecho humano y tiene una serie de implicaciones y de incidencia educativa, pues es condición indispensable para la vida digna, y esto es una construcción social, histórica, contextualizada y situada. Subrayó que la paz es un derecho síntesis, ya que en él se cristaliza el logro de otros derechos: no puede haber paz si no hay justicia, equidad, protección de la salud y libertad.
La especialista en proyectos educativos apuntó: “La paz está relacionada con el vivir dignamente y para ello se tiene que dar el combate a la pobreza, lograr condiciones de igualdad, de equidad de género y de todo tipo, que haga posible que quienes están excluidos puedan participar de la toma de decisiones, en la resolución de conflictos y hacer escuchar su voz.”
Recalcó que construir entornos de paz no es lo mismo que evitar conflictos, sino que implica la reducción permanente de todas las formas de violencia, que es necesario mirar y combatir; se deben crear mayores condiciones de justicia, fortalecimiento de las instituciones, lo cual es fundamental para garantizar dichas condiciones, generación de oportunidades de desarrollo y el ejercicio integral de los derechos humanos.
Se trata, pues, de combatir lo que no queremos y construir lo que sí necesitamos.
Toda esta reflexión y desafíos tienen que ver con aspectos más allá de nuestra vida cotidiana, hay que pensar cómo afectan estos entornos o la ausencia de ellos en comunidades lejanas y la forma en que compromete la existencia humana en su conjunto, por ello se relacionan temas como la empatía, la solidaridad, una serie de principios que es necesario desarrollar.
CULTURA DE PAZ EN EL ENTORNO UNIVERSITARIO
Landeros Aguirre, especializada en programas de formación cívica y ética, explicó que tener una mirada situada, implica que —en el caso de la universidad ésta ha ido cambiando, pues no son las mismas necesidades para una cultura de paz en la actualidad que cuando la UAM se creó— debe tener una perspectiva político transformadora, que cuestione las formas de organización, las estructuras de poder y conocer cómo estas instancias generan violencias o las condiciones para que las violencias se asienten.
Es fundamental una mirada integral-holística que considere la integralidad del ser humano, por eso en diversas escuelas ya hay formación socioemocional. Ya no se puede dejar de ver a los integrantes de una comunidad escolar, como seres humanos en lo individual y en convivencia. Reflexionar sobre la vida en la universidad con estas miradas, permite considerar la justicia, la superación de inequidades, la no discriminación. La vida institucional en la uam puede y debe considerar esto incluso en el currículum, debe tener perspectiva de construcción de justicia porque marca pautas.
La especialista subrayó que la educación es condición para el desarrollo sostenible, y la paz es y seguirá siendo un derecho fundamental en sí mismo, y además es un derecho habilitante porque permite el desarrollo de otros derechos, pues se encuentra en el centro de otros objetivos globales como el derecho a la salud, la infraestructura, el agua y el saneamiento, entre otros.
Por ello, la educación es considerada un bien público y un recurso invaluable para transformar.Por esta razón, es necesario pensar en cómo transformar el espacio de la universidad desde el trabajo de la academia, el administrativo y el de la investigación y hacer que desde aquí se generen cambios para lograr el desarrollo de otros derechos.
El estudio de la paz desde las instituciones educativas obliga a una lectura integral sobre la cultura y las formas de gestión; es decir, favorecer el entrecruce de los ámbitos políticos-normativos y administrativos para sentar bases para una convivencia pacífica. En lo relativo a lo pedagógico curricular su aportación resulta fundamental para una cultura de paz, prácticas disciplinarias, de los valores y actitudes; esto permite comprender porqué en cada institución educativa las necesidades y posibilidades de una educación para la paz adquieren rasgos específicos.
En las universidades hay diversas estrategias que pueden integrarse de manera natural a su labor histórica, pues poner en práctica valores como la honestidad, la transparencia, la seguridad, la igualdad, permite en la formación profesional contar con una dimensión ética y de responsabilidad social.
Los estados del conocimiento que ha generado el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) en años recientes, aluden a estudios e investigaciones sobre las distintas formas de violencia: violencia de género, narcocultural, acoso escolar.
Pero no así en lo que queremos, que es la construcción de cultura de paz, como las buenas prácticas de convivencia, la equidad de género, la inclusión y el aspecto solidario en los centros educativos, o estudios teóricos metodológicos que ayuden a dotar de herramientas para mirar la realidad, éstas son temáticas que requieren de análisis.
La doctora Landeros Aguirre consideró fundamental la labor de la difusión y promoción para lograr espacios que permitan pensar juntos sobre el tema, colocando a la paz en sentido amplio con relación a los derechos humanos, como parte de una agenda institucional, que logre, además, aportar a la agenda pública, difundiendo experiencias y siendo parte de ellas.
Finalmente, cuestionó: ¿en la universidad existen espacios para el diálogo, atención de conflictos y para restaurar la justicia?, ¿se aprovechan las oportunidades a su alcance como la normatividad, la organización institucional, el currículum y la docencia para mitigar los llamados motores de violencia: abuso de poder, desigualdad de género y discriminación?
No podemos olvidar —aseguró— que la universidad, la educación en sí, es una vía para concretar el derecho fundamental a educarse con sentido crítico y transformador.
Para ver completo el Foro de la Cultura de Paz en la UAM Iztapalapa, pueden consultar: https://www.youtube.com/watch?v=F3GuGkzfDWw