LA VIOLENCIA: ACTORES Y VÍCTIMAS. Por una nueva cultura de género

“La violencia de género es una de las formas más alarmantes de violencia que enfrentamos en la actualidad. Es fundamental entender cómo se manifiesta esta violencia, sus raíces profundas y las relaciones de poder desiguales entre hombres y mujeres, así como, las estrategias para tratar de erradicarlas”, ésas fueron las palabras inaugurales con las que el doctor Jorge Tovar García, coordinador de la licenciatura en Administración dio inicio al coloquio: La Violencia, Actores y Víctimas: Realidades, Interpretaciones y Desafíos, organizado por el maestro José Saúl Vaquera Gallardo, en la sala 2 del edificio C, de la UAM Iztapalapa.

En dicha actividad, la doctora Rosalinda Arriaga Navarrete, jefa del Departamento de Economía de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la UAM-I señaló la importancia que para el Departamento de Economía representa la construcción y difusión de espacios que abonen a la discusión de temas de relevancia nacional, como lo es la violencia en todas sus vertientes, principalmente la que se ejerce hacia las mujeres, que refrenda el compromiso académico y social de la UAM. Esa violencia tiene su origen en la desigualdad de género, el abuso de poder y la existencia de normas que dañan. Este tipo de poder perjudica a hombres, pero en mayor medida a las mujeres porque existen condiciones culturales que lo refuerzan. Esta violencia puede ser de tipo sexual, físico, psicológico, económico, y se da tanto en el espacio público como en la esfera privada. El feminicidio es la forma más extrema de la violencia contra las mujeres y es la gran deuda pendiente de los gobiernos, y toda la sociedad tiene que participar para poder erradicarlo, apuntó.

El maestro Saúl José Vaquera Gallardo dijo que la violencia en nuestro país se ha convertido en un problema de salud pública porque no sólo fractura el proyecto de vida de quienes fueron asesinadas o asesinados, sino que afecta la vida de familiares y el funcionamiento de un grupo social. En un estudio de la UNESCO, de 1986, para contestar a la pregunta: ¿por qué el hombre es violento?, en Sevilla, se dijo que la violencia no está en los genes, es aprendida. Por lo que, si es aprendida, se puede desaprender. Según la OMS, la violencia es todo acto intencional que daña física, emocional y socialmente de manera planeada, pautada. En México, ser mujer, pertenecer a grupo no binario, político, ser periodista, ser político o ser ambientalista es estar en peligro de muerte. Por ejemplo, 21 mujeres trans fueron asesinadas en lo que va del 2024; en el 2021, 102 políticos fueron asesinados en México. En 2022, a 45 periodistas les quitaron la vida, y en ese mismo año, a 31 activistas. Necesitamos hacer viral la divulgación sobre la violencia y crear formas más convivenciales. Aseveró que el feminicidio, que significa asesinar a una mujer por el hecho de ser mujer, es la expresión más alarmante a la que ha llegado la violencia hacia ellas, y se debe trabajar desde diferentes ámbitos institucionales, así como desde los hogares para erradicarlo.

Por su parte, Emilia Morales Martinelli, licenciada en Estudios Latinoamericanos por la UNAM, investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras sobre literatura y memoria, cronista sobre violencia feminicida en Latinoamérica, expuso la experiencia de las mujeres mayas guatemaltecas, sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado en Guatemala, de 1982 a 1984, con la ponencia Memorias centralizadas, el caminar del cambio en Guatemala. Más de 20 años después conforman Actoras del Cambio, una colectiva integrada por 54 mujeres mayas sobrevivientes de violencia sexual en la dictadura, mujeres mayas de cuatro grupos étnicos: q’eqchi’, mam, chuj y kaqchikel, sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto armado interno en Guatemala. Las historias de estas mujeres muestran cómo el pacto patriarcal racista les hizo creer que ellas habían sido las responsables de lo que les había pasado. Son ellas las que deciden borrar este posicionamiento considerándose “sujetas políticas, sobrevivientes, mujeres mayas con historia, que no son botines de guerra sino actoras del cambio y el sostén de la vida en sus comunidades”.

Morales Martinelli se refirió a Tejidos que lleva el alma, publicación realizada por Amandine Fulchirone, sobre testimonios de estas mujeres mayas sobrevivientes de violación sexual durante el conflicto armado, informe por la justicia y la recuperación de la memoria histórica de las mujeres. Contar sus historias es sacar la violencia del terreno de lo privado, politizar lo sucedido y exigir justicia. La lucha de estas mujeres ahora es histórica. Cuatro años después de exponer sus testimonios el expresidente Ríos Montt y el general Rodríguez Sánchez, son acusados de genocidio en crímenes de lesa humanidad en 2013.

Aprendemos a articularnos para construir procesos de creación de justicia, búsqueda de verdad y defensa de la vida digna. “Las mujeres mayas guatemaltecas convirtieron las heridas de la piel y el alma en un punto de encuentro para crear otras realidades posibles su actuar es una guía para pensar la realidad como un proceso vivo lleno de movimiento ternura y resistencia. Su caminar abre el dialogo con la esperanza que permite reflexionar qué papel tiene la memoria en los procesos de reparación y no repetición en los países latinoamericanos. Carlota, Dorotea, María, Julia, Salomé son algunas de las mujeres que con el hilo de su historia entretejieron sus voces para contar el horror que habían vivido, pero también para bordar, con mucha alegría, un futuro donde el grito de las Casandras anuncia la llegada de la primavera y el florecer de las jacarandas”.

El doctor Fernando Gaona Montiel, al exponer Género y política, paridad e inclusión, se preguntó la posibilidad de que la política pública sea neutral en este gobierno o en cualquier otro donde el recurso que se destine para atender y evitar la problemática de la violencia, los feminicidios, y crear herramientas necesarias en favor de las mujeres sea verdadero y efectivo. La pregunta vital, ¿cómo sensibilizar a la sociedad? Hasta este momento no existe una capacitación especializada sobre violencia de género en el país donde hay más de cinco millones de LGBTQ+ concentrándose en el Estado de México y la CDMX, lo que significa es que se requieren más políticas efectivas destinadas a este grueso de la población que no está atendida en los Congresos. Aseveró que no es un asunto de diferencia anatómica sino de transformación de la sociedad, que no es privativo de uno u otro sexo sino de preferencias. Son 5 millones de personas LGBTQ+ quienes abren un punto de conciencia que no podemos limitar, la orientación de las políticas en las universidades e instituciones deben dirigirse a crear una nueva cultura de género.

Por su parte, María Fernanda Ramírez Coutiño, mercadóloga socioambiental especialista en comunicación y emprendimientos sociales en su ponencia La sexualidad en la alteridad: avances y desafíos habló de la importancia de entender que la sexualidad es como una biblioteca formada por distintos libros, así se puede visibilizar. Las etiquetas se necesitan para poder ver y nombrar, aunque limitan, pero el tema es entender que la sexualidad es dinámica. La ideología de género habla del reconocimiento de los estereotipos de comportamiento, el deber ser, que afecta a todas las personas. Con el paso del tiempo ha habido muchos constructos sociales que están arraigados y que no se cuestionan. Por eso la ideología de género busca promover la equidad entre todas las personas sin importar sexo, ni género, va más allá. Busca tener las mismas oportunidades para todas, todos y todes, “para mi es importante reconocer los avances, libros con información sobre diversidad sexual, inclusión e información en los medios de comunicación, hasta en los comerciales. En la legislación, el matrimonio igualitario, el reconocimiento de los feminicidios ante la ley, el no considerar a la diversidad trans como una enfermedad, la desmedicalización, la ilegalidad de las terapias de reconversión”. Pero también hay que reconocer las microviolencias, cómo poder erradicarlas desde la raíz. Es un trabajo que corresponde hacer a todos, desde la familia, la escuela y las instituciones públicas especializadas.

Habría que detenernos a mirar lo que consumimos, lo que vemos, y cómo nos educamos, cómo nos sensibilizamos, cómo eliminar los estereotipos y la objetivización de las personas, cómo no normalizar la violencia del tipo que sea. Aún faltan muchos desafíos que sortear, pero el camino ya está trazado, sólo hay que continuarlo.

POR ISELA GUERRERO OSORIO

Isela Guerrero Osorio es licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco. Diplomada en Periodismo en Investigación de la Cátedra Granados Chapa por la UAM Cuajimalpa; Arteterapia UAM-CONACULTA y Creatividad por la UAM Xochimilco. Se ha desempeñado en la rama de la radio en noticieros y programación infantil como locutora así como guionista. Trabajó para el Programa Alas y Raíces para los Niños, CONACULTA en actividades de promoción a la lectura y como narradora y realizadora de proyectos para diversas Ferias del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ). Ha participado en festivales culturales como el de Cumbre Tajín coordinando el Nicho Infantil. Es amante de la ciencia y la cultura, activista social y en la actualidad es redactora y reportera en la UAM Iztapalapa.

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