Los chinos reescriben su historia para legitimar su pasado, para encontrar un fundamento en el proceso histórico que les permita justificar por qué deben y pueden ejercer el poder. La historia les sirve como mapa para guiar sus acciones y decidir hacia dónde dirigirse. Así lo señaló el doctor Francisco Haro, de la Universidad de Colima, durante la conferencia La historia como fuente de legitimidad: el PCC y el futuro global, que marcó el inicio del segundo día del Segundo Simposio Estudios sobre China. Año del Dragón de Madera, realizado en la UAM-I y en el Centro Cultural Casa de las Bombas.
En términos de la creación de ideas, las élites chinas reescriben su historia porque no les satisface la que se ha escrito en occidente. Desde su perspectiva, se debe reescribir a partir de tres elementos: el tiempo, ya que consideran que la historia es una sucesión lineal de acontecimientos, porque ya no es cíclico, como lo consideraba el antiguo imperio; el espacio, donde el origen de la civilización china se halla en el valle del río Amarillo, aunque ese punto se ha ido transformando y ahora se lo atribuyen a la República Popular China, a partir de ahí se ubica la reescritura de su historia; y la identidad, en la que se asumen como la civilización más antigua con continuidad ininterrumpida, descendiente del dragón y de piel amarilla.
El especialista abundó en que son tres las fuentes que alimentan las ideas de las élites chinas que reescriben su historia: los discursos filosóficos chinos, el confusionismo, pese a que existen filosofías nativas más complejas; el derecho europeo, la idea de la continuidad del Estado. En teoría, China nunca aceptó los tratados que otorgaban a los británicos la propiedad de Hong Kong, aunque en los hechos, fue hasta la década de los años 90 que recuperaron esa propiedad. Además, el pensamiento político de Stalin influyó en Mao Zedong, quien se convirtió en defensor de Stalin como mecanismo que lo situaría en su mismo nivel. Cuando el líder soviético murió, dejó un vacío que permitió a Mao convertirse en el líder comunista marxista por excelencia en el mundo. Los otros dos pensadores más destacados son Deng Xiaoping y Xi Jinping.
En el presente, la legitimidad se las ofrece los resultados de sus acciones. En el aniversario del partido comunista, se congratularon no por haber iniciado la revolución, sino por haber eliminado la pobreza extrema. Uno de los debates aún vigentes es la democracia. De 1949 a 1980, el discurso era defensivo, justificaban su desinterés por la democracia argumentando que se preocupaban por temas más relevantes, como la alimentación y el bienestar de la población. En la actualidad, discuten la legitimidad de la democracia occidental, porque les parece que ofrece líderes mediocres, mientras que la meritocracia que ellos practican proporciona gente capaz.
En la segunda mesa de discusión de esta jornada, el maestro Carlos Carranza Trinidad, doctorante en Colmex, habló del tema El impacto de la inmigración china en la configuración nacional en el México del siglo XX. Ante la imposibilidad de cruzar la frontera hacia Estados Unidos, los asiáticos se integraron en el proceso de construcción de ferrocarriles durante el Porfiriato. En esa coyuntura, desempeñaron un papel activo en el proceso de conformación nacional, que abarcó desde el comercio, las trasformaciones de las prácticas culturales mexicanas, pero también el tráfico de drogas.
Por su parte, el doctor Jorge Armando Reyes Yescas, de la UAM-I, dictó la ponencia La revolución cultural china de 1966 y su impacto en la revolución cultural mundial de 1968-69. En su exposición, el historiador abordó la revolución cultural china, mostró cómo el maoísmo y la revolución sirvieron como fuente de inspiración para sectores de izquierda en Europa y Sudamérica. Por último, comentó la influencia de la revolución cultural china entre los jóvenes del movimiento del 68 y los militantes del maoísmo en México.
El evento concluyó con la participación del doctor Omar Cruz Azamar, de la UAM Iztapalapa, quien expuso el tema China y Medio Oriente: el papel de China en el conflicto palestino-israelí, 1997-2023. En su intervención mencionó que, desde el fin de la Guerra Fría, la relación entre China e Israel se ha fortalecido, a la vez que el país asiático ha adoptado posturas que legitiman la resistencia palestina. Señaló que la neutralidad de China frente al conflicto Israel-Palestina anula la premisa de que China se posiciona del lado palestino; más bien, el gigante asiático sólo vela por sus intereses comerciales. En el actual conflicto bélico, el país ha manifestado su disposición a ser mediador.