A lo largo del tiempo, los metales han acompañado las transformaciones de la humanidad: como herramientas, como símbolos de poder, como venenos o remedios, como espejos de nuestros deseos más profundos. Oro, plomo, mercurio o cobre no son solo materia: son relatos, memorias, poder condensado.
Los metales han forjado imperios, alimentado sueños, provocado guerras y han abierto caminos hacia lo invisible.
En esta serie pictórica, Guadalupe Barrera entrelaza su experiencia como bióloga con su mirada artística para explorar el vínculo profundo entre el ser humano y estos elementos. Cada obra es un fragmento de historia —real o imaginada— donde los metales revelan su carga simbólica, su presencia biológica, su impacto ambiental o su potencial mágico. Lo biológico y lo espiritual, lo científico y lo poético, conviven en estas piezas que cuestionan, evocan y conectan.
A través estas obras, las figuras humanas, los seres fantásticos y las alegorías contemporáneas construyen un universo que invita a ver lo material desde lo espiritual, lo científico desde lo simbólico. Aquí, la alquimia no busca oro, sino significado.
Historias Metálicas es una invitación a mirar con otros ojos lo que consideramos materia inerte. Nos conduce a reconocer cómo esos elementos extraídos de la Tierra también nos constituyen, nos afectan y nos reflejan. Es, en el fondo, una búsqueda de significado: una alquimia visual que transforma lo visible en símbolo, y lo cotidiano en resonancia.
Guadalupe Barrera Escorcia
Semblanza
Guadalupe Barrera navega entre dos mundos: la ciencia y el arte. Su desarrollo profesional se centró en la biología. Es Bióloga y Maestra en Ciencias por la UNAM, y Doctora en Biología por la UAM. Fue docente durante 42 años e investigadora por más de 36. Su trabajo se enfocó en el análisis de contaminantes y sus efectos en organismos acuáticos, así como en la difusión y divulgación científica.
Su formación artística se ha construido a través de diversos talleres y cursos, lo que le ha permitido participar en 17 exposiciones colectivas, 3 pasarelas de arte objeto y 5 exposiciones individuales, además de ilustrar un libro.
A lo largo de su trayectoria ha llegado a una comprensión profunda del mundo natural: la vida es un privilegio y el planeta, un lugar bello y generoso que merece ser cuidado. También ha reconocido que el ser humano es un ente complejo, con dimensiones biológicas, emocionales y espirituales que se entrelazan.
Consciente de que el conocimiento se comunica con mayor fuerza cuando se involucran las sensaciones y los sentimientos, ha encontrado en la interdisciplina —particularmente entre arte y ciencia— un medio para expresar ideas, emociones y pensamientos. Su obra se dirige a quienes saben escuchar con los ojos y se atreven a soñar.
